Los señores de Xibalbá: Hunahpú e Ixbalanqué fueron a jugar pelota a la vieja cancha donde jugaban sus padres. Los escucharon los señores de Xibalbá, molestos, enviaron a sus mensajeros donde la abuela de los muchachos, invitando a Hunahpú e Ixbalanqué a un juego de pelota para deshacerse de ellos como hicieron con Hun-Hunahpú y Vucub-Hunahpú. Ixmucané, la abuela de los muchachos, se preocupó mucho, envió a un piojo a llamar a los muchachos y transmitirles el mensaje. Al piojo se lo tragó un sapo, Tamazul, al sapo se lo tragó una culebra, Zaquicaz, a la culebra se la tragó el Vac, un gavilán, hasta que llegaron al juego de pelota. Los muchachos le dieron al Gavilán con la cerbatana, le lastimaron el ojo pero lo curaron. El gavilán vomitó a la serpiente, la serpiente al sapo y el sapo no podía sacar al piojo porque le había quedado entre los dientes. El piojo les transmitió el mensaje a los muchachos y ellos regresaron donde su abuela a despedirse, pero antes de irse cada uno...